lunes, 29 de agosto de 2016

"Good Bye, Lenin!"

Una historia sobre lo que nos lleva a hacer el amor por mamá.


Título: Good Bye, Lenin!
Año: 2003
Duración: 118 min.
País: Alemania
Director: Wolfgang Becker
Guión: Wolfgang Becker, Bernd Lichtenberg
Música: Yann Tiersen
Fotografía: Martin Kukula
Reparto: Daniel Brühl, Katrin Saß, Chulpan Khamatova, Maria Simon, Jürgen Vogel, Michael Gwisdek, Burghart Klaußner, Alexander Beyer, Florian Lukas, Hanna Schwamborn.





Sinopsis: Berlín, octubre de 1989. Unos días antes de la caída del Muro, la madre de Alex, una mujer orgullosa de sus ideas comunistas, entra en coma. Cuando despierta ocho meses después, su hijo hará hasta lo imposible para que ella no se entere de que está viviendo en una Alemania reunificada y capitalista. 

“No sabía que Coca-Cola fuera una bebida comunista…”
Una madre hace todo por sus hijos, por lo tanto, tiene lógica que ocurra también a la inversa ¿o no? “Good Bye, Lenin!”, del alemán Wolfgang Becker es la muestra perfecta de qué tan lejos puede ser llevada dicha idea.

La trama, cuenta con una genial narración voz en off que ayuda a mantener la ilusión de que lo que vemos es una especie de fábula. Gracias a ella, su protagonista (Daniel Brühl), hace al espectador partícipe de sus inquietudes y cómplice de las vicisitudes a las que se debe enfrentar con tal de lograr preservar para su madre un mundo no sólo extinto con la caída del muro de Berlín, sino también ficticio, pues según el cuento que le inventa, el comunismo logró imponerse frente al capitalismo.

Se trata de una película dramática que logra conmover sin caer en excesos, pues cuenta con perfectas dosis de humor que lo contrarrestan. A su vez, el filme tiene una función didáctica, pues sirve para mostrar la realidad vivida por la gente que, acostumbrada al comunismo, en poco tiempo tuvo que adaptarse a un estilo de vida muy diferente.

Lo anterior, es respaldado por actuaciones bastante fidedignas que consiguen su propósito y nos hacen olvidar que no se trata más que de simples actores interpretando un rol más. Brühl consigue ser sutilmente tierno sin desprenderse de los modos reales de un muchacho de la edad que interpreta.

Puntos extra tienen también tanto el trabajo de ambientación, como de documentación histórica, pues la historia verdaderamente nos transporta a la época en que se dieron de los hechos relatados.

Todo quizás resulta ser mérito del buen trabajo de dirección de Becker, pues lleva a buen puerto la suma del todo. “Good Bye, Lenin!” resulta pues ser ésta una cinta ampliamente recomendable para todo cinéfilo.